Fundamentos
de un Proyecto de Fortalecimiento de la
Iglesia
San Felipe y Santiago.
Aportes
para la Diócesis
Daniel Montero Bustabad
I.
La
Necesidad Fundamental de la Persona
¿Cuál
es la necesidad fundamental del ser
humano? ¿Cuál es la aspiración implícita, subyacente a nuestros sueños y
anhelos más profundos? ¿A qué aspiramos, a saber, por qué suspiramos? Cuando
soñamos, dormidos o despiertos, expresando en imágenes aquellos deseos tan
arraigados en nosotros, ¿hemos descubierto hacia qué necesidad no satisfecha
nos impulsan dichas ensoñaciones?
Por
la presente sostenemos que la necesidad más importante de la persona es ser
amada incondicionalmente. Por “amor
incondicional” entendemos un conglomerado de aspiraciones que giran en
torno al anhelo de cada humano de ser algo más que querido por alguien; se
trata de ser amada/o de verdad por lo que somos como personas, y por nada más.
A
continuación resumimos esas aspiraciones que representan el anhelo de amor
incondicional: 1) Ser amado/a por lo que somos como humanos, independientemente
de lo que tengamos o no tengamos, de nuestro origen, ingresos económicos,
etnia, intereses compartidos con otra persona, clase social, vínculo familiar, cosmovisión
religiosa tradicional o liberal, o bien en la línea de reinterpretación
secularizante del aporte religioso, etc. 2) Contar con un sentido concreto,
específico, para nuestra vida, algo que le dé sentido a nuestro existir, de
modo que formemos parte de algo más grande que nosotros mismos y haga que
nuestra vida valga la pena vivirla. De conformidad a Viktor Frankl, las fuentes
de sentido son básicamente tres: a) La relación: La relación profunda,
significativa, con una o más personas, con un ser querido y/o con un grupo del
que realmente formamos parte y al cual nos entregamos. Puede ser también la
relación-entrega a un valor, como la dignidad humana holística (integral) o la
espiritualidad integral. b) La creación: Una obra de arte que creamos, un
trabajo que realizamos, una contribución que efectuamos. c) La actitud: Cuando
la persona se enfrenta a sufrimientos que son inmodificables (no a sufrimientos
evitables, para los cuales hemos de responder con valores de creación y/o de
relación), como una enfermedad terminal, la persona aun conserva la posibilidad
de responder a dicha situación con una actitud de dignidad humana. Por ello,
cuando a Frankl se le recordaba que el ser humano era capaz de crear el
genocidio de Auschwitz, Frankl replicaba que, incluso en esa situación, muchos
presos entraban con dignidad, rezando una oración (Frankl fue preso en tres
campos de concentración, por lo cual cuenta con autoridad para hablar al
respecto). 3) Ser importante y valioso, para sí mismo y para los demás, ser una
persona imprescindible, indispensable, de quien el mundo no se puede dar el
lujo de prescindir, debido a su importancia. 4) Sentido de pertenencia e
identidad. Pertenecer a una gran familia, cuyos orígenes se remontan al lejano
pasado, se proyecta también al futuro y, respecto al presente, nos une a una
gran familia en muchos países. Numerosas personas viven con la necesidad
psicológica de contar con un vínculo con un pasado, con una gran familia
presente, y con un brillante futuro. Es la necesidad de historicidad y
tradición del ser humano.
Sin
embargo, la experiencia nos muestra que dicha necesidad se encuentra crónicamente
insatisfecha en nuestras sociedades occidentales. Por ello tantas personas caen
en anomia, o en el egoísmo (Durkheim), o bien en las garras del miedo a la
libertad (Fromm); por ello hay tanto consumismo, superficialidad, vacío o
frustración existencial, adicciones, violencia, etc. Ardemos en el anhelo
profundo e insatisfecho de ser amados incondicionalmente. Incluso tratándose de cristianos comprometidos, nuestra naturaleza
humana requiere que nuestro amor a Jesús sea concretado y canalizado por medio
de la activa participación en un grupo de personas en el cual recibamos y demos
amor incondicional, y este anhelo se encuentra crónicamente insatisfecho.
Lo es porque las Iglesias colocan un credo rígido en sus puertas de entrada, de
modo que, de entrada, excluyen a las personas de mentalidad abierta y crítica; las
Iglesias suelen aferrarse a interpretaciones de las Escrituras y de la
espiritualidad, ampliamente superadas. Se excluye a las personas porque los
poderes públicos, por su naturaleza, únicamente pueden proveer bienes y
servicios a las personas nacionales (no a los demás, con matices), y los
poderes públicos no se encuentran en condiciones de satisfacer muchas
necesidades inmateriales; además, aun tratándose de medicinas u otros bienes o
servicios (atención médica, psicológica, etc., a discapacitados, por ejemplo),
sus recursos son tan limitados, que generalmente las necesidades de los humanos
quedan ampliamente insatisfechas. Nuestra necesidad de amor incondicional arde
de vacío e insatisfacción porque la familia como núcleo social se encuentra
roto por la plaga generalizada de falta de amor, apatía, consumismo y
violencia. Ningún grupo ama y protege a la persona solo por ser un ser humano,
independientemente de su origen, credo, ideología, recursos o intereses. Como señalamos, incluso las Iglesias se
basan en credos que, por definición, excluyen a las personas con mentalidad
crítica. Nadie ama a nadie de verdad. Esta es la plaga de anomia, apatía,
consumismo, superficialidad y egoísmo que infectan nuestras sociedades e
Iglesias, y que constituyen, en realidad, un suicidio colectivo.
Empero, tras años de
búsqueda, se encuentra un grupo que, por su potencial espiritual, atisba la
capacidad real de encarnar ese amor incondicional de Jesús. Se trata de la
Iglesia Episcopal.
II.
El Valor Especial de la
Iglesia Episcopal
La
experiencia personal de quien suscribe y de otras personas, nos lleva a la
convicción de que la Iglesia Episcopal es la única Iglesia (o grupo de
personas) que da respuesta (gracias a su forma de entender el Evangelio de
Jesús -y el resto de la Biblia-, y a su compromiso con los mismos) a la
necesidad fundamental de la persona de ser amada incondicionalmente. Este es el
rasgo distintito de la Iglesia Episcopal, su razón de ser, su valor agregado,
su valor singular percibido, lo que la distingue de todos los demás grupos
seculares, congregaciones y asociaciones.
Podríamos intentar
formular, sobre esta base, una declaración de posicionamiento (lema para presentarse
ante la sociedad secular y atraer personas) en estos términos: La Iglesia de
Puertas Abiertas, Mente Abierta e Inclusiva.
Cada
persona comprometida con la Iglesia Episcopal ha de efectuar un aporte a la
misma y a la sociedad en general. Las líneas que inspiran el presente
documento, podrían ser una contribución a la labor permanente de la Iglesia
Episcopal de re-interpretar su misión y las cinco marcas que la caracterizan.
III.
Hacia un Proyecto de
Fortalecimiento
Si
nos planteamos los fundamentos de un proyecto de fortalecimiento para la
Iglesia Episcopal San Felipe y Santiago en Barrio Cuba, con su visión, misión,
objetivos y declaración de posicionamiento, hemos de formular, primero, una
salvaguarda previa: Las características de las parroquias y misiones de la
Iglesia Episcopal en nuestro país son tales, que no resulta posible que las
misiones efectúen un planteamiento aislado de su proyecto pastoral, por lo
limitado de su feligresía y recursos. Por ello el proceso continuo de re-lectura
y re-interpretación de la misión y marcas de la Iglesia Episcopal de nuestra
Nación, ha de ser planteado en términos diocesanos, pensados para todo el país
en su conjunto, actualizando de forma permanente su visión, misión, objetivos.
Además se podría efectuar una declaración de posicionamiento clara ante la
sociedad, en los términos antes sugeridos, que oriente la acción de todas las
parroquias y misiones, y pueda atraer a la sociedad en su conjunto con la
invitación del Evangelio a unirse a la Iglesia.
Si,
como ejercicio, hemos de concretar nuestra propuesta a la Misión San Felipe y
Santiago, nos encontramos con un dilema: Para una corriente eclesial, la
visión, misión, objetivos y declaración de posicionamiento, ha de ser efectuada
por los miembros de la congregación, sin que resulte válido el formular una
propuesta ya elaborada, que se presente a la simple aprobación por parte de la
congregación. Es decir, no cabe presentar “una
propuesta ya cocinada” y someterla a validación, sino que la propuesta ha
de ser redactada, partiendo desde cero, por el conjunto de la feligresía.
Frente
a este tipo de planteamientos se muestra muy crítico el Rabí Lerner, quien
señala que no resulta sostenible a largo plazo, en la dirección correcta, una
congregación basada en el mínimo común denominador de sus miembros. Por el
contrario, debe contarse con un posek
que determine y aplique la ley vigente en la congregación, en términos tales
que, interpretamos nosotros, la visión, misión y objetivos de la congregación,
quedan ya fijados por su director, tal como hace Lerner en uno de sus libros.
En
nuestro ámbito también nos encontramos con una corriente que señala que la visión
de la congregación debe ser formulada por el pastor (lo cual incluye la visión,
misión y objetivos). Una vez elaborada dicha visión por una persona, debe ser
comunicada sabiamente a los miembros.
¿Cómo
pronunciarnos ante este dilema? Sostenemos la tesis de que ambos enfoques deben
integrarse para la Iglesia San Felipe y Santiago. Podría creerse que ello
resulta lógicamente imposible, pues, o bien el proyecto pastoral lo formula la
feligresía, o bien el sacerdocio como desarrollo de los lineamientos
episcopales, sin que quepa mezclar ambos términos contradictorios. Sin embargo,
también podría parecer ilógico que exista una Iglesia mundial con instrumentos pugnantes
entre sí como la Escritura, la tradición y la razón, pero la vida diaria en
comunión, y la espiritualidad, de la Iglesia Episcopal, muestran ampliamente
que sí cabe vivir eclesialmente bajo esta aparente contradicción lógica. Por
otra parte, también cabría considerar lógicamente imposible la vida próspera de
una comunión mundial de Iglesias sin una autoridad central con jurisdicción
universal. Empero, la diaria realidad de la comunión anglicana muestra que esta
imposibilidad lógica sí es posible en la comunión bajo el Espíritu Santo.
IV.
Lógica Hebrea
Al
respecto hemos de efectuar una digresión y apuntar, brevemente, a la diferencia
entre lógica occidental y lógica hebrea. La lógica occidental es cartesiana,
mostrando que algo no puede ser, al mismo tiempo, “a” y “no-a”. Algo es
blanco o negro de forma excluyente, no ambas cosas a la vez. Sin embargo, la
lógica hebrea es distinta. Se expresa, por ejemplo, en los refranes y sabiduría
popular. Por ejemplo, la conjunción de refranes: “A quien madruga, Dios le ayuda” y: “No por mucho madrugar amanece más pronto”. Desde la perspectiva de
la lógica occidental, ambos aforismos son contradictorios, mutuamente
excluyentes. O madrugamos o no madrugamos, punto. Sin embargo, la lógica hebrea
hace ambas proposiciones simultáneamente válidas y no contradictorias. Se
aplica, aproximadamente, así: Si a una persona le flaquea la diligencia, y
piensa en sumirse en la apatía, recuerda el dilema: “A quien madruga, Dios le ayuda”, y vuelve a la senda de la diligencia,
esforzándose para cumplir sus deberes. Sin embargo, si otra persona enfrenta
una situación distinta, ante la cual su nivel de diligencia es tan alta que cae
en el estrés y ansiedad por el futuro, entonces viene a su memoria el otro
brocardo: “No por mucho madrugar amanece
más pronto”, y entiende que ha de esforzarse, y dejar el resto a las manos
de Dios, viviendo en paz, pues él no puede hacer que amanezca más rápido. De lo
anterior se deduce que ambos términos “a”
y “no-a” pueden ser, y son,
simultáneamente válidos, y es en la multiforme complejidad de la vida diaria
donde se muestra su rica y diversa aplicabilidad.
V.
Propuestas
Retornando
al dilema planteado, consideramos que el nivel de espiritualidad y comunión al
que hemos de aspirar en la Iglesia San Felipe y Santiago, ha de ser tal, que en
un futuro seamos aptos para formular, entre todas y todas, al mismo nivel, un
proyecto de visión, misión, objetivos y declaración de posicionamiento de la
misma; al mismo tiempo, ello resulta compatible con la posibilidad de que, por
la presente, formulemos algunas sugerencias que puedan, eventualmente, ser
tomadas en consideración por las y los feligreses de la misma. Qué valioso
sería, si varias personas pudiéramos poner por escrito nuestras tesis, y
estudiar cada uno los aportes de los demás, antes de reunirnos para elaborar un
proyecto para nuestro futuro eclesial, inspirado por la misión y marcas de la
Iglesia a nivel diocesano, pero concretados, en términos específicos, para
nuestra congregación. De este modo, entiendo, se haría posible la compatibilidad,
en espiritualidad y comunión, de la democracia al formular el proyecto, con la
recepción de propuestas pastorales arraigadas en las tesis episcopales (misión
y marcas de la Iglesia a nivel diocesano).
En
desarrollo de la línea argumental precedente, podríamos formular algunas
propuestas:
Visión: Ante un panorama
eclesial en el cual los credos son más importantes que las personas, se excluye
a los seres humanos de grupos discriminados, se mira mal a los empobrecidos, se
sostienen interpretaciones de la Biblia arraigadas en el pasado, se propone lo
siguiente: Creemos en una Iglesia en
el cual el credo admite muchas interpretaciones posibles, viviendo juntos, en
armonía y comunión, quienes pensamos distinto, pero unidos por lo que Santiago
califica como la “ley suprema”: el
amor al prójimo, a saber, la solidaridad. Creemos
en una Iglesia en la cual se responde, en solidaridad, a la necesidad
fundamental de cada persona, de ser amada incondicionalmente, por lo que es ella
como humano, de modo que fomentamos que cada persona aprenda, como dice Pablo,
a amar a todas y todos y a trabajar, para tener con qué ayudar a los demás.
Siempre hay alguien más necesitado que nosotros mismos, a quien hemos de
apoyar. Creemos en una Iglesia que
integre a los colectivos discriminados, excluidos y rechazados por otras
Iglesias y por la sociedad en general. Creemos
en una Iglesia cuyos miembros realicen aportes a la sociedad en general y, en
la medida de lo posible, contribuyamos a revertir las estructuras injustas que
empobrecen a los excluidos y dañan el ambiente (“medioambiente”). Creemos
en una Iglesia donde nos amemos todas y todos los feligreses y recibamos en
amor a quienes nos visitan. Por todo ello nuestra
Visión es una Iglesia donde nos Amamos Sinceramente, Recibimos con Brazos
Abiertos a los visitantes, Apoyamos a los Necesitados (todos lo somos, de un
modo u otro), Incluimos en igualdad y respeto a todas y todos, y Con Mente
Abierta damos la Bienvenida a los Críticos, No Creyentes y No Religiosos.
Reiteramos que la
declaración de posicionamiento para presentarnos ante la sociedad, y llamar a
las personas a vivir el evangelio como parte de nuestra familia eclesial, es: La
Iglesia de Puertas Abiertas, Mente Abierta e Inclusiva.
Nuestra
misión se encuentra en las cinco marcas de la Iglesia Episcopal a nivel
diocesano, interpretados en el espíritu de lo sostenido en el presente
documento.
Los
objetivos principales son: -) Oración sistemática, por parte de todas las y los
feligreses, acerca del futuro de la Iglesia San Felipe y Santiago, y los pasos
que hemos de dar al respecto. La oración sería tanto en la eucaristía, como en
otras actividades, como en las devociones privadas. -) Efectuar sucesivos
llamamientos a los feligreses para abrirse al mensaje de la conversión diaria.
Ello de modo que, quienes permanezcamos en la Iglesia, seamos personas que
diariamente nos convirtamos a Jesús y Le permitamos ser el centro de nuestras
vidas. -) Discipular y capacitar a los miembros de la Iglesia. -) Evangelizar,
tomando en cuenta una doble declaración de posicionamiento ante la sociedad: a)
Ante la sociedad en general, en los términos antes indicados: Iglesia de
Puertas Abiertas, Mente Abierta e Inclusiva, destinado a llamar a la conversión
e integración en la Iglesia, a todas aquellas personas que, independientemente
del lugar en que vivan, sean críticos, o aparentemente no religiosos o no
creyentes, abiertos a la solidaridad. b) Ante los vecinos de Barrio Cuba, se
realizaría, entre los feligreses de la Iglesia, un proceso de diagnóstico y
planificación entre todos los miembros en espíritu de igualdad, de modo que, de
ese proceso, se formule una visión, misión, objetivos y declaración de
posicionamiento, propios de la Iglesia destinados a los vecinos de Barrio Cuba.
Los
objetivos subsiguientes son: -) Mantener y perpetuar el ambiente de amor,
compartir y alegría en las y los feligreses, celebrados en cada una de nuestras
reuniones. -) Darse a conocer a las madres, padres, niñas y niños del
Hogar-Escuela, invitándolos a los estudios bíblicos y a la eucaristía. -)
Realizar actividades para invitar a la comunidad a conocer la Iglesia. -)
Certificar a la Iglesia San Felipe y Santiago como Iglesia (no solo como
Hogar-Escuela) Carbono Neutro. Para ello realizar las mejoras que se requieren,
en especial en lo que se refiere a platos y utensilios que se utilizan, y
reutilizar, separar, clasificar y disponer los residuos apropiadamente. -)
Potenciar la presencia y, evangelización en sentido implícito, que ejercería la
Iglesia al posicionarse ante la sociedad como un referente ético-solidario
atractivo ante personas (aparentemente) no religiosas, no creyentes, de
pensamiento secular pero que otorgan a la solidaridad el centro de sus vidas.
Un
programa de trabajo podría incluir: -) Oración sistemática, por parte de todas
las y los feligreses, acerca del futuro de la Iglesia San Felipe y Santiago, y
los pasos que hemos de dar al respecto. La oración sería tanto en la
eucaristía, como en otras actividades, como en las devociones privadas. -)
Entre los feligreses de la Iglesia, un proceso de diagnóstico y planificación
entre todos los miembros en espíritu de igualdad, de modo que, de ese proceso,
se formule una visión, misión, objetivos y declaración de posicionamiento,
propios de la Iglesia destinados a los vecinos de Barrio Cuba. -) Mantener y
perpetuar el ambiente de amor, compartir y alegría en las y los feligreses,
vivido intensamente, en alegría, en cada una de nuestras reuniones. -)
Continuar con la eucaristía como portón de bienvenida a los visitantes y para nuestra
edificación. -) Fortalecer el compartir los alimentos después de la eucaristía,
en el mismo ambiente de cordialidad que abraza en sororidad a los visitantes. -)
Seguir con el recién inaugurado estudio bíblico de los jueves, e incluir en el
futuro otro u otros días (aporte de la Pbtera. Monterroza). -) Capacitar más a
nuestros feligreses en la Biblia, en un futuro Estudio Bíblico de los domingos
antes de la Eucaristía (también aporte de la Pbtera. Monterroza). Ello para que
seamos más y mejores personas capaces de evangelizar a los demás. -) Ofrecer
enseñanza a quienes quieran ser parte de nuestra familia eclesial (Ídem.) -) Perdurar en apoyarse en la conexión con el
Hogar-Escuela para invitar a madres, padres, niñas y niños, a la Iglesia,
aprovechando para ello las actividades para madres y padres del Hogar-Escuela
(aporte de la Pbtera. Monterroza). -) Abrir en el futuro próximo sesiones de
cine cristiano para la familia, invitando a la comunidad; aunque las
actividades se realicen en el Hogar-Escuela, se requiere el apoyo de otra
congregación para la organización (aporte de la Pbtera. Monterroza). -)
Organizar actividades de bingo, venta de garaje y otros, como medio de que los
visitantes conozcan la Iglesia y, de manera breve, reciban una invitación
espiritual a unirse a las actividades de la Iglesia. -) Certificar a la Iglesia
San Felipe y Santiago como Iglesia (no solo como Hogar-Escuela) Carbono Neutro.
Para ello realizar las mejoras que se requieren, en especial en lo que se
refiere a platos y utensilios que se utilizan, y reutilizar, separar,
clasificar y disponer los residuos apropiadamente. -) Utilizar la conexión con
la Defensoría de los Habitantes y otras instituciones, para promocionar la
Iglesia como congregación libre de discriminación e inclusiva, abierta a las
personas no religiosas, no creyentes, que hacen de la solidaridad el centro de
sus vidas. -) Ejercer evangelismo boca-a-boca ante las amistades, en nuestros
trabajos, con conocidos, invitándolos a abrirse al evangelio y visitar la
Iglesia, a todas las personas que valoran (o pueden llegar a valorar) el amor
al prójimo (solidaridad) como centro de sus vidas. También a toda persona que
nos preste oído. De un modo u otro, todos necesitamos ser transformados por el
evangelio. Todos somos presos del pecado y anhelamos profundamente ser amados
incondicionalmente; es decir, todos clamamos por la redención en Cristo.
VI.
Características de la
Congregación
Se
ha de dedicar un apartado a las características actuales de la congregación,
con la finalidad de concretar la realidad actual desde la que se parte.
VII.
Llamamiento Específico
a la Lectora y al Lector
La
Iglesia Episcopal representa la más prístina manifestación comunitaria del amor
redentor de Cristo en la unción del Espíritu Santo. Constituye los brazos y
manos con los cuales Jesús abraza a cada persona, expresándole amor
incondicional. Se llama a pertenecer a nuestra familia a cada persona que desea
entregarse al amor al prójimo en Jesús, es decir, a la solidaridad. Es la
familia por la cual el amor incondicional llega a cada persona, incluyéndola
solo por ser humana, sin imponerle causas de exclusión. Se ama e incluye al
humano independientemente de su origen, recursos, intereses, economía,
filosofía, interpretación de la religión. Provee un sentido de la vida
insustituible, a través de las relaciones que fomenta con las hermanas y
hermanos en la fe y en el servicio a la sociedad, a cada persona necesitada
(todos somos necesitados, en un sentido u otro). Nos integramos en familia.
Asimismo somos impulsados por la Iglesia a crear, a través de nuestro trabajo,
ética y aportes, realizándonos en ello. Ante el dolor, nos acompaña en el
ejercicio de valores de actitud sanos. La Iglesia nos provee el marco de
pensamiento, y la pertenencia a una familia, en la que nos sentimos como en
verdad somos: importantes, imprescindibles, insustituibles, preciosos para
Cristo, para la Iglesia, para la hermana y hermano, y para el prójimo. Asimismo
la Iglesia provee la realidad de formar parte de una familia inter e
intrageneracional, nacional e internacional.
Aunado
a lo anterior, concretizando en la Iglesia San Felipe y Santiago, los elementos
para el futuro de la congregación se hallan presentes: La oración, la sororidad
y amor desbordante de la feligresía, el sacerdocio comprometido, la labor de
equipo. La visión, esencial para crear un futuro, se ha propuesto en el
presente documento como uno de los varios posibles elementos para
re-interpretar diariamente la misión y las cinco marcas de la Iglesia. Rogamos
que Dios se pronuncie acerca de nuestro futuro, y las y los feligreses actuemos
en consecuencia.
Querida
lectora, querido lector, la decisión está en sus manos.
Bibliografía Comentada
Banks,
Robert. La Idea de Comunidad en Pablo.
España, CLIE, 2011. Comunidad en Pablo. Sostiene la tesis de que las Iglesias
de Pablo se caracterizaban por su deber de entrelazar orgánicamente los
distintos dones-carismas-ministerios de sus miembros, en un ambiente
equitativo, de respeto pleno. El respeto a la mujer llegaba a los carismas que
hoy consideramos más destacados.
Borowitz,
Eugene. Renewing the Covenant. A Theology
for the Postmodern Jew. Philadelphia, EEUU, Jewish Publication Society (JPS), 1996.
Valioso para hebreos y cristianos, nos muestra una renovada teoría del deber
religioso (mejorando el imperativo categórico de Kant), como aquel que
equilibra armoniosamente nuestros deberes hacia Dios, la humanidad en general,
la propia persona (self) y el pueblo
del pacto.
Kant, Immanuel. Groundwork for the Metaphysics of Morals.
Reino
Unido, Cambridge, 1996. Fundamenta que toda la cosmovisión individual y
colectiva debe basarse en la dignidad humana bajo el imperativo categórico.
Kaplan,
Mordecai. The Religion of Ethical
Nationhood: Judaism’s Contribution to World Peace. EEUU, Macmillan, 1970. Ofrece
la síntesis de todo el pensamiento del autor. De acuerdo a la ley de la
polaridad, la persona es independiente e interdependiente. Esta es la clave
para entender la dignidad de la persona unida a una amplia participación en un
pueblo (religioso) de vocación ética. La religión se interpreta como la
autoconsciencia de un pueblo religioso, que le hace consciente de su pasado, su
futuro, y su peculiar vocación de ser un modelo o servidor para los demás
pueblos, expresando y viviendo la “ethical
nationhood” (vida de todo un pueblo al servicio de la ética). La sabiduría
es fruto de la religión y consiste en la capacidad de satisfacer nuestras
necesidades de forma sostenible, evitando caer en los extremos de la agresión,
la codicia y la lujuria destructiva, en un marco de sostenibilidad intra e
intergeneracional.
Lerner, Michael.
Jewish Renewal. EEUU, Putnam, 1994. Ofrece una teología y
eclesiología sumamente valiosas, no solamente para congregaciones judías, sino
también cristianas.
Morris,
Robert. Una Iglesia de Bendición. El
simple secreto para desarrollar la iglesia que usted ama. Florida, Casa
Creación, 2014. Extremadamente valioso para determinar qué es y cómo se
encuentra (práctico) la visión que oriente la Iglesia. Destaca la importancia
trascendental que para la Iglesia tiene el encontrar su visión específica como
congregación local, y enfocarse en ella. Sostiene que es el pastor quien debe
recibir de Dios la visión y comunicarla sabiamente a la feligresía.
Interpretamos nosotros que, a partir de allí, al posible miembro de la Iglesia
corresponde decidir a cuál Iglesia decide hacerse miembro, dependiendo de su
sintoniza o no con la visión explicada por el pastor. Destaca la importancia de
una verdad bíblica: Las cosas sanas crecen naturalmente. Preocupémonos por
potenciar que nuestra congregación local sea sana. Si ésta lo es, funcionarán
los planes para que la misma crezca. En caso contrario no se logrará nada.
Valorar.
Ramsey,
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Anglican Spirit. EEUU, Seabury,
2004. Trata
del espíritu de la Iglesia Cristiana y de las distintas escuelas teológicas.
Ramsey, Michael.
The Gospel and the Catholic Church. EEUU, Hendrickson,
2009. El sentido de la Iglesia se encuentra en el vivir permanentemente la
pasión y resurrección de Cristo. Una Iglesia es plenamente católica cuando
abraza e incluye a la totalidad de los cristianos, es decir, a la cristiandad
entera, sin excluir las congregaciones o Iglesias de otras denominaciones.
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Un llamado a retornar a la esencia genética de la Iglesia. Colombia.
Editorial Desafío, 2017. Sostiene que la misión de la Iglesia consiste en el
discipulado, tanto hacer discípulos, como formar, moldear discípulos.
Soto
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En Pastoral Administrativa (CEPAS) Nº
3, San José, Seminario Bíblico Latinoamericano, CELEP, Alfalit, 1987. Sostiene
que las labores de diagnóstico, formulación de visión, misión y objetivos de la
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Stott, John. Basic Christian Leadership: Biblical Models
of Church, Gospel and Ministry. EEUU, IVPress, 2006. El liderazgo en Pablo se
caracteriza por su humildad, por ser servidores de los demás. He allí nuestro modelo.
Stott, John. The Living Church. Reflections of a Lifelong
Pastor. EEUU,
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armoniosamente su llamado a la adoración, evangelización, discipulado, koinonía
(amor dentro de los fieles de la Iglesia local), servicio a la sociedad en
general y ministerio ordenado.
Williams,
Ralph. Escuela Dominical: El Corazón de
la Iglesia. Miami, EEUU, Editorial Vida, 2003. Destaca la Escuela Dominical
como centro de la Iglesia.
Daniel Montero Bustabad