El Libro de Oración Común como
Instrumento de Unidad de la Comunión Anglicana:
Aportes desde la Teoría de la Motivación Humana
Daniel Montero Bustabad
www.monterodaniel.com
¿Cómo es posible que un libro de oraciones,
simplemente adaptado a los diversos contextos nacionales, constituya todo un
instrumento de unidad de la totalidad de la Comunión Anglicana (www.anglicancommunion.org)
en todo el mundo?
Diversas explicaciones pueden formularse de
tal aserto. En las siguientes líneas enunciaremos unas tesis basadas en la
teoría de la motivación de Maslow.
En la célebre Pirámide de Maslow de las
necesidades humanas, nos encontramos con una amplia base de necesidades físicas
y de abrigo de las personas, que son la fuente de motivación más fuerte del ser
humano. A medida que se sube en tal pirámide, las necesidades se hacen más
mentales, más sofisticadas, y menos perentorias, y así sucesivamente. Surge la
tesis de que una pirámide de las motivaciones humanas, adaptada al enfoque
cristiano, pudiera presentar elementos para explicar la importancia del LOC
para la unidad de la Comunión Anglicana.
Si bien la base de la pirámide se basa en
necesidades de agua, alimentación, aspectos físicos y abrigo, como cristianos
reconocemos que, aun en la misma base de la motivación humana, se encuentra un
componente espiritual. Al mismo nivel de la necesidad más apremiante de la
persona, se encuentra una radical necesidad de Dios. Somos seres físicos,
biológicos, pero también espirituales. Para el anglicano, la Biblia junto al Libro
de Oración Común (LOC) constituyen pilares para la satisfacción de la necesidad
espiritual del ser humano, pues devienen medios imprescindibles para el
encuentro con Cristo. El LOC se encuentra, pues, arraigado, a la satisfacción
del nivel de necesidades más apremiantes de la persona.
En una escala superior de necesidades
humanas, nos encontramos el sentido de pertenencia. El humano, como ser social
que es, requiere sentirse parte de un algo mayor de sí mismo, así como de
congéneres con quienes integrar una colectividad, dando y recibiendo de dicho
grupo en condición de miembro. Al respecto se determina que el LOC provee un
indiscutible sentido de pertenencia al anglicano individual, así como a la
congregación o parroquia local, a la diócesis, provincia y, en el mundo entero,
a la totalidad de la Comunión Anglicana. Rezando juntos reforzamos los lazos de
integración y pertenencia, máxime sabiendo que todos oramos como un cuerpo
cristiano episcopal a lo largo del mundo. Asimismo en las devociones privadas
rezamos no como individuos aislados, desconectados, sino que recibimos la
certeza de que lo hacemos junto a todos los demás cristianos que integran la
Comunión.
Por otra parte, Viktor Frankl ha demostrado
convincentemente que la necesidad de descubrir un sentido a la propia vida,
constituye la necesidad fundamental del ser humano, más que el placer de Freud
o el poder-prestigio de Adler. Frankl identifica tres fuentes de sentido: Primero. La emoción o comunión de ser
parte de una experiencia; puede ser la experiencia de amar una persona, o la de
gozar de una obra de arte, de apreciar la naturaleza, etc. Segundo. Lo que realiza el ser humano con vocación. Se trata de lo
que hacemos: Un libro que escribimos, un cometido social que desempeñamos, un
proyecto que emprendemos. Tercero:
Cuando en una situación dada a un ser humano le es impedido gozar de las
anteriores fuentes de sentido, por ejemplo, ante una enfermedad terminal, puede
encontrar sentido en la actitud de dignidad. Se trata de afrontar el dolor inevitable
con una actitud de dignidad. Se dice que el humano es el único animal capaz de
crear las cámaras de gas, pero Frankl replica que la persona es el único que
puede entrar como víctima decidiendo rezar la Shemah Israel o el Padre Nuestro en sus labios. Esa es la actitud
de dignidad.
El LOC alimenta la satisfacción de la
necesidad humana de sentido de diversas maneras. Primero: El LOC mismo es una obra de arte espiritual, y la
experiencia de rezar con el LOC nos une al Señor, en una comunión de amor portadora
de sentido. Segundo: Rezar el LOC
responde a una vocación, al llamamiento de conversión diaria que Cristo nos
hace, como individuos y como parte de una comunidad local, diocesana y mundial.
Tercero: Ante las situaciones
irreversibles, duras de la vida, el LOC nos permite afrontar las mismas con
dignidad, arraigados, no en nuestras fuerzas, sino en el poder del Señor, de
modo que, sea la vida lo que venga, o sea el dolor y la muerte, la dignidad nos
acompaña en una actitud valiosa, plena de sentido.
El LOC constituye fuente de motivación, pues
responde a las necesidades individuales y colectivas del cristiano, alimentando
la espiritualidad, forjando una comunidad local, diocesana y local, y
proveyendo de sentido para nuestras vidas. Por ello el LOC perdura en el
tiempo, y constituye ese valioso instrumento de unidad.
Daniel Montero Bustabad
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