miércoles, 18 de marzo de 2015

¿Estamos a la altura de nuestra Misión? Sobre la unión inseparable entre Nueva Evangelización y Vida Matrimonial Sana. Introducción a Génesis 20 y 21

¿Estamos a la altura de nuestra Misión?
Sobre la unión inseparable entre Nueva Evangelización y Vida Matrimonial Sana
Introducción a Génesis 20 y 21

Daniel Montero Bustabad

I.              Introducción.

La pregunta de si estamos a la altura de nuestra misión debe ser una constante en nuestra vida de oración; forma parte de la reflexión permanente de todo fiel hijo de D-os, buscando crecer en el camino del Padre y reconocer sus faltas para ser perdonado. También debemos hacerlo por amor a la humanidad; ello se debe a que, si nos alejamos del Señor, no seremos aptos para transmitir con nuestros actos y vida, el llamamiento al arrepentimiento que D-os desea realizar a todos los seres humanos a través nuestro.
Mediante la presente reflexión profundizaremos en una interpretación de los capítulos 20 y 21 de Génesis que nos lleve a formular un mensaje racional válido para las personas de la actualidad. En concreto, procuraremos tomar de dichos capítulos la respuesta a la pregunta de cómo vivir a la altura de nuestra misión de hijos de D-os, especialmente a través del vínculo íntimo entre Nueva Evangelización y Vida Matrimonial Sana.
Con dicha finalidad tomaremos como punto de partida la dignidad humana y, desde su luz, analizaremos el texto bíblico. En línea kantiana entendemos por dignidad humana, el compromiso integral u holístico de tratar a cada persona como un fin en sí mismo y no como un objeto o instrumento para otra finalidad, sin  importar cuán importante, sagrada, patriótica o urgente sea esa otra finalidad. Tomando tal punto de partida, observamos que el mandamiento bíblico de amar al prójimo (Levítico 19:18), al extranjero (Levítico 19: 32-35) y al enemigo (implícito en el mismo Levítico 19:18 e incluido en Éxodo 23:4-6), constituye la forma bíblica de designar el compromiso integral (holístico) con la dignidad humana.

II.            Desarrollo.


1-    Génesis capítulo 20 verso 1.

Tomemos como antecedente los capítulos 12 y 15 del libro de Génesis. Abraham vivía en Ur de los Caldeos, la capital del impero que en ese entonces dominaba el mundo conocido. Abraham fue llamado (vocación) por el Señor para dejar su tierra y su familia y vivir una vida nómada en la periferia del mundo (Palestina), con una misión muy especial: formar una familia a través de la cual serían bendecidas, apoyadas y amadas todas las naciones de la tierra.

Abraham fue llamado ser un auténtico misionero. ¿Qué es un misionero? Pensemos en los sefaradíes que recorrieron los rincones del continente americano evangelizando a los paganos; su vida implicaba pobreza, abstinencia, carencia de familia cercana, torturas, riesgo de muerte inminente, mil y un peligros con tal de sembrar la palabra de D-os en los corazones de los nativos.

Aunque la Biblia nos informa que Abraham era rico, ello no lo exime del riesgo que corría por vivir el Camino del Señor en medio de sociedades paganas, lejos de su familia extendida, en una época en la cual no existía protección para el extranjero, donde la crueldad formaba parte inseparable de las culturas dominantes.

El misionero Abraham, hombre que vivía al filo de la navaja, debía no solo forjar día con día una familia santa que fuese ejemplo a la humanidad y la bendijese en todo sentido, sino que también debía, con su ejemplo y recta conducta, evangelizar (hoy sería Nueva Evangelización) a los paganos; ello consiste en mostrar con su ejemplo que existe una forma de vida infinitamente mejor que la idolatría, en amor práctico y solidaridad, fiel reflejo del carácter amoroso del D-os único (Deuteronomio capítulos 4 a 6).

En Génesis capítulo 20 verso 1 observamos que parte del recorrido misionero de Abraham incluyó residir en el desierto del Negueb en el extremo sur de Palestina.


2-    Génesis 20 versos 2 y 11 a 13.

En este texto se dice que Abraham mintió al decir que Sara era su hermana, en realidad media hermana, omitiendo también añadir que era su mujer. Abraham “justificó” su proceder por el riesgo que corría de ser asesinado por los supuestos inconversos (Abimelec y demás) con tal de robar a Sara. Con esta mentira repetida Abraham permitió que Sara pudiera ser tomada por Abimelec u otro hombre. En otras palabras, Abraham trató a su esposa como una simple mercancía, permitiendo que otros la poseyesen, con tal de salvar su vida.

El pecado de Abraham consiste en violar la dignidad humana de Sara, tratándola como un objeto del cual puede deshacerse con tal de salvar la vida. En este sentido, en la doctrina judía se ha desarrollado la explicación de que existen pecados que se deben evitar, incluso si ello implica perder la vida. Dentro de estos pecados se encuentra la idolatría. Al mismo nivel ponen el adulterio, lo cual resulta consecuente con lo que hemos explicado, pues implica tratar al cónyuge como una mercancía cuya dignidad se viola con tal de lograr lo que se quiere.

Con su ejemplo negativo, como veremos a continuación, la historia de Abraham nos muestra que lo primero que debe evitar quien desea estar a la altura de su Misión es violar la dignidad de otras personas, empezando por su cónyuge y por nosotros mismos.


3-    Génesis 20 versos 3 a 8.

Abimélec, quien supuestamente era un simple pagano que debía recibir el llamado al arrepentimiento a través de Abraham, en realidad muestra ser más creyente que el mismo Abraham; ello se debe a lo siguiente:

a.    Abimelec sabía quién era D-os. No confundió al Señor con cualquier “d-ios” pagano, sino que lo identificó como el Padre de la bondad. (Ab: Padre; melec: Rey).
b.    Abimelec era humilde, pues recibió con solicitud el mensaje del Señor.
c.    Abimelec obedeció al Padre sin rechistar.
d.    Abimelec actuó de buena fe, y D-os confirmó que, en efecto, eso era cierto, y tan cierto era, que el Señor impidió que su hijo amado Abimelec pecara.
e.    Abimelec no solo obedeció en todo al Padre, sino que también dio instrucciones claras al pueblo, enseñándoles que D-os es justo, que el homicidio y el adultero están prohibidos y que la paga del pecado es muerte.
f.     Abimelec como rey supuestamente pagano, está más cerca de la bondad y la justicia que miles de gobernantes supuestamente cr-stianos.  

Este texto nos enseña a ser humildes, humildes como el cobrador de impuestos, que se negaba a actuar como el fariseo convencido de su justicia, y que solo le ruega a D-os por misericordia, sabedor de sus debilidades.

Ya vimos que el primer paso para ser misionero y estar a la altura de nuestra Misión, es respetar la dignidad humana de las personas, empezando por nosotros mismos y por nuestro cónyuge.

El segundo paso para vivir a la altura de nuestra Misión, se encuentra al estar siempre al tanto de que la otra persona, el supuesto “inconverso”, puede en realidad ser más creyente que nosotros mismos. No ganaremos un alma para Cristo si nos creemos santos y que los demás son pecadores. Debemos acudir humildemente a la cruz cada día y pedir perdón por nuestras faltas; asimismo hemos de ser humildes y valorar a cada persona que conocemos, y descubrir en ella los aspectos de bondad y de justicia que se encuentran en sus vidas. Luego podemos utilizar esa bondad y justicia que encontramos en ellos como herramientas para presentarles el evangelio. En casos especiales en los cuales no encontremos nada positivo en esas personas (ejemplo, un dictador), hemos de efectuar un  llamamiento al arrepentimiento, pero de manera humilde, no creyéndonos superiores a nadie, sino con la humildad de Cristo.


4-    Génesis capítulo 20 versos 9 y 10.

Abimelec, después de haber contado a sus subalternos el mensaje del Padre de modo tal que les inspiró temor de D-os, encara y critica abiertamente a Abraham. Tomemos nota de que Abimelec no le reprocha a Abraham que sea creyente, sino que lo critica directamente (como debe ser, a la cara, no a sus espaldas) por no ser un creyente fiel.

Lo indicado en el párrafo anterior nos lleva a constatar que la tercera etapa para vivir a la altura de nuestra Misión, consiste en percatarnos de que la principal manera de evangelizar no está en hablar, sino en el ejemplo, en la vida diaria que refleje los valores del Reino de D-os (reino de los fines en terminología kantiana), es decir, en una conducta de amor práctico a D-os y al prójimo. Abraham demostró no estar a la altura de la Misión porque violó la dignidad humana de su esposa al tratarla como una simple mercancía. Es decir, Abraham no dio buen testimonio, lo cual le acarreó el reproche justificado de la gente.

El misionero, el siervo de Cristo, debe saber que el mundo tiene los ojos puestos en él. Si vive de acuerdo al amor práctico a D-os y al prójimo, estará evangelizando sin  necesidad de utilizar palabras. Si se aparta de tal amor práctico al prójimo, estará siendo un obstáculo a la evangelización, tal como le sucedió a Abraham.

Lo señalado anteriormente no significa que el creyente no deba evangelizar mediante las palabras. Las palabras dichas en el momento oportuno, con el mensaje correcto y de forma respetuosa, son valiosas para la conversión de las personas. Pero deben ser palabras respaldadas con el testimonio. De lo contrario, haríamos realidad el reproche de Cristo a sus contemporáneos citando la Escritura: “Por su causa mi nombre es insultado todo el día”.


5-    Génesis capítulo 20 versos 17 a 20.

En estos versos vemos que Abraham intercede por Abimelec ante el Padre, rogando por la salud de la familia de Abimelec. Ello significa que Abraham responde con humildad al reproche de Abimelec. Abraham, a pesar de su error, rectifica, y cumple la voluntad del Señor: interceder por quien lo criticó justamente. Muchos de nosotros, en los momentos difíciles, nos sentimos tentados a abandonar el camino y dejar de lado nuestro compromiso con Cristo. Por el contrario, Abraham, demostrando ser el patriarca de la fe, muestra humildad y arrepentimiento, porque cumple el mandato del Padre intercediendo por Abimelec. En la vida es muy fácil caer, pero como dijo alguien, lo que nos define no es la caída, sino lo que hacemos después de caer, es decir, si nos levantamos y continuamos adelante en el camino recto.


6-    Génesis capítulo 21 versos 1 a 7.

Este pasaje se conecta con el mensaje de la semana pasada (Génesis 28 versos 9 y siguientes). La fe, la fidelidad de Abraham (su capacidad de seguir adelante y reponerse a pesar de haber caído) es recompensada con un hijo, no solo en el sentido biológico, sino en el sentido racional. Ello quiere decir que la persistencia del justo tiene como consecuencia dejar una huella para el futuro. Quien sea constante en los caminos del Señor dejará un impacto en las vidas de los demás, que trascenderá el tiempo y brillará de generación en generación (Isaías 53 versos 10 y siguientes).


7-    Génesis capítulo 21 versos 8 a 19.

Después del nacimiento de Isaac, Sara siente celos por Agar y su hijo Ismael. Este sentimiento se enciende al ver a Ismael jugar. Por ello pide a Abraham que despida a Agar y a Ismael. Este no es el momento para debatir si eran celos justificados o no. El panorama en el que se encuentra Abraham consiste en que, por los motivos que sean, su esposa no puede vivir teniendo al lado la otra mujer de su marido y su hijo. Es una situación muy difícil. Abraham escucha a D-os, quien le insta a obedecer a su esposa. Obedeciendo al Señor, Abraham nos da una enseñanza racional muy importante: Una vida matrimonial sana implica que el marido acepte aquellas situaciones innegociables en las que se ha de ceder para alcanzar la paz del hogar (shalom bayit). Lo mismo aplica por parte de la mujer respecto a su marido.

Manteniendo la paz en el hogar Abraham muestra ser un fiel misionero de D-os, complaciendo a su esposa en aquellos aspectos tan importantes, respecto a los cuales la esposa siente que le resulta imposible ceder.


8-    Génesis 21 versos 22 a 34.

Aquí nos encontramos con una encarnación viva de Deuteronomio 4: 5 a 9. La fe, la fidelidad de Abraham a las normas dadas por D-os, lo acreditan como un hombre justo, de buen testimonio. Este buen testimonio hace brillar a Abraham, de modo que lo que nosotros llamamos “inconversos”, Abimelec y sus subalternos, acuden a Abraham para fortalecer su relación.

Aquí vemos confirmada la enseñanza racional en el sentido de que el buen testimonio en general, y, en especial, el buen testimonio de una relación matrimonial sana, que procura la paz en el hogar (shalom bayit), son los aspectos más importantes en la evangelización del misionero. Aquí se encuentra la clave para vivir a la altura de nuestra Misión.



III.           Conclusión.


Algunos aspectos relevantes del pasaje analizado son:

1-    Abraham fue llamado por D-os para ser misionero nómada, sin un punto fijo de residencia, con la finalidad de formar una familia santa, que fuese de bendición para todas las naciones de la tierra,  y pilar de la evangelización del mundo.
2-    Para lograr lo anterior, Abraham (al igual que nosotros) debía vivir a la altura de nuestra Misión.
3-    El primer paso para vivir a la altura de nuestra Misión, es el amor práctico a D-os y al prójimo, empezando por respetar la dignidad humana de nuestra esposa y demás miembros de la familia.
4-    El segundo paso para vivir a la altura de nuestra Misión, se encuentra al estar siempre al tanto de que la otra persona, el supuesto “inconverso”, puede en realidad ser más creyente que nosotros mismos. Ello nos debe motivar a reforzar nuestra humildad y respeto en el trato de las personas, estando atentos a descubrir cómo D-os se está moviendo en la vida de estas personas y utilizar esto como herramienta de evangelización.
5-    Los inconversos nos juzgan por nuestro testimonio. Un testimonio fiel es el principal medio de evangelización.
6-    Todos los seres humanos caemos. Lo importante es arrepentirnos, pedir perdón y persistir en los caminos del Señor, tal como hizo Abraham.
7-    Una parte importante del testimonio consiste en mantener la paz en el hogar (shalom bayit, vida matrimonial sana). Ello implica estar dispuestos a ceder en aquellos aspectos en los cuales nuestra esposa (o) le resulte imposible ceder, tal como hizo Abraham accediendo a la petición de Sara.
8-    El buen testimonio atrae la atención de los inconversos y propicia la Nueva Evangelización.

Lecturas importantes para ampliar.

Bindman, Yirmeyahu. The Seven Colors of the Rainbow. Torah Ethics for Non-Jews. Resource Publications Inc., 1995, págs. 8 y siguientes.
Feldman, Louis H. Jew & Gentile in the Ancient World. Nueva Jersey, Princeton University Press, 1995, págs. 646 y las demás referidas en esa página.
Filón de Alejandría (Philo). “On the Migration of Abraham”. En: Philo. The Works of Philo. EE.UU., Hendrickson Publishers Inc., págs. 253 y siguientes.
Fromm, Erich. You shall be as g-ds. Nueva York, Holt, 1991.
Kant, Immanuel. Groundwork of the Metaphysics of Morals. Cambridge, Reino Unido, Cambridge University Press, 1998.
Kant, Immanuel. Religion and Rational Theology. Nueva York, Cambridge University Press, 2006, especialmente págs. 70 y siguientes (6:18 y siguientes).

Montefiore, Claude G. How to spread the message of Liberal Judaism. EE.UU., BiblioLife, LLC., s.f.


Daniel Montero Bustabad

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