domingo, 27 de enero de 2013

Jurista Forjada a Sí Misma.

Glorioso acueducto, tú que atraviesas la mítica villa de Castilla La Vieja, por milenios pensaste que era el agua el don más preciado que jamás verían tus ojos; empero, la fortuna ha permitido, milenios después, presenciar el regalo más sublime, al cual otros carecen de parangón alguno: Se trata del ser más logrado, el que se ha forjado a sí mismo, esculpido en su mente la inteligencia del Derecho por su esfuerzo diario, aunado a los sólidos valores de la rectitud y un noble y tierno corazón. Por fin, acueducto, has presenciado la vista más sublime, la humana más plena, la de que vive el más preciado don: un noble corazón de justicia.

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