sábado, 14 de abril de 2012

Cáncer.

Con todo respeto, me gustaría compartir con sus distinguidas personas mi bálsamo. Se trata de los frutos de mi experiencia de vida encontrando en la sociedad la discapacidad psíquica, y compartiendo tiempo con una persona cercana con cáncer. El punto de partida del que arranca la forma de ver la existencia (y este tema) consiste en la dignidad humana, entendida como el compromiso integral (holístico) de tratar a cada persona como un fin en sí mismo y no como un instrumento, mercancía o medio para otra finalidad, sin importar cuán sagrada, patriótica o relevante sea esa otra finalidad. La dignidad humana es amor al prójimo en acción… y respeto por sí mismo.

Primero. Sería un error describir nuestra vida como una vida en lucha con el cáncer. Tampoco es acertado entender que vivimos luchando con el cáncer, ni que nuestra existencia es una vida de supervivencia del cáncer. Por muy bienintencionadas que sean estas frases, no resultan coherentes con la dignidad humana. El cáncer NO define ni marca nuestra vida. El dolor es real, la tensión existe, la presencia del final de la existencia resulta palpable, e incluso podemos decir que, respecto a muchos, la vida implica mucho más dolor que alegría. A pesar de todo esto, a pesar de todo ello, reitero, ni el cáncer ni el dolor definen nuestra vida. Por dignidad humana no entendemos nuestra vida como un oponerse (o luchar contra) a algo, sino como una afirmación, como algo positivo.

Segundo. La dignidad humana define nuestra vida como una propuesta hacia algo positivo, hacia el amor a nosotros mismos y a los demás. Por ello, por más fuerte que sea el dolor, amamos la vida con todas sus características. Vivimos cada día como un regalo, el regalo de amar y ser amados, de amarnos a nosotros mismos y amar a los demás, como el regalo de abrirnos a D-os (en el sentido de Fromm) y a los demás. Nuestra existencia no se caracteriza por oponernos a algo, sino por abrirnos al regalo de cada día, el regalo de amar a D-os en las personas.

Tercero. La película de Patch Adams deja claro que lo malo en la vida no es el final de la existencia; de hecho, la existencia de todos nosotros finalizará un día. Lo negativo no es que dejemos de existir, sino que lo negativo es la indiferencia. La indiferencia consiste en rechazar la dignidad humana, en cerrarnos a los demás y/o a nosotros mismos, en tratar a otros o a nosotros mismos como mercancías o instrumentos. Indiferencia es dejar de dar el valor que nosotros y los demás somos como personas, como dignidad humana (imagen de D-os). Por ello, a pesar de lo que pueda costar la separación, hemos de asumir que el fin de la existencia que sea inevitable no es algo a condenar o por lo que avergonzarnos; el énfasis debe estar en tratarnos bien a nosotros mismos y a los demás, en la vida cual un regalo que se abre día a día, como una novedad que agradecemos a través del amor.

Cuarto. El fin de la existencia no es lo que define al humano; yerran los existencialistas. HaShem (D-os) es vida. Nuestra identidad se define por nuestro cuerpo (mente incluida) físico-biológico, pero también por nuestro amor por D-os y su pueblo. Este es el mensaje del Siervo Sufriente de Isaías 52-53. Nosotros somos un cuerpo y un amor. Puede que nuestro cuerpo termine. Pero nuestro amor a D-os es eterno, nunca termina, pues nos identificamos con D-os y, por tanto, con su ininterrumpida acción en los seres humanos. Mientras existan personas en el mundo que busquen amar a los demás, D-os actuará en el mundo, y nosotros estaremos allí con ellos, pues todos somos una unidad, la unidad de formar nuestra identidad como pertenencia a D-os, quien se define por su amor al humano, como dignidad humana. Somos Cuerpo de Cristo. Sufrimos, sí, finalizará nuestra existencia, sí, pero esos dos “sí” no nos identifican, sino que nuestra identidad radica en el “sí” de María, en abrirnos al amor al prójimo que es la acción de D-os en la humanidad; es el “sí” de amar la vida, recibirla como un regalo cada día y, a pesar del dolor, no cerrarnos a D-os ni a los demás, sino amar, amar, amar, simplemente amar. Nuestra identidad está escondida con Cristo en D-os.

Quinto. El individuo en sí mismo no basta. Es importante cultivar y respetar nuestra individualidad, asumir nuestra responsabilidad y cumplir con lo el llamado de la Ilustración al individuo (Kant: ¿Qué es la Ilustración?) Pero el individuo es sólo una parte. Para nuestra vida necesitamos de forma indispensable al Cuerpo de Cristo. Solos no podemos. Hemos de abrirnos a la Shejihah (Presencia de D-os). La Biblia hebrea relata a nuestros antepasados como guiados por la Shejinah en forma de columna de humo de día, y en llama de fuego en la noche. La Shejinah es la fuente de fuerzas internas y de dirección en la vida. En la actualidad la Shejinah se manifiesta principalmente en la acción de D-os a través de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo. Necesitamos a los demás. Hemos de respetarnos y abrirnos a la acción de D-os a través de otras personas, en amar y ser amados, en compartir, dar, solidarizar y recibir. Ello implica también un gran reto para las congregaciones. La Iglesia verdadera se distingue de las “iglesias” falsas en su capacidad de ser la Presencia de D-os práctica, real, sincera, en las vidas de las personas sufrientes. Todos somos sufrientes, pues el pecado original tiñe toda existencia de soledad y dolor, de un tipo u otro. La respuesta de D-os a la humanidad se da principalmente a través de la acción de amar y ser amado mediante la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, por la Presencia de D-os en la tierra. Por ello reza el Credo: “Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos”.

Vivamos la existencia como el regalo de D-os en su Iglesia.

Símbolos de Semana Santa.

Vivir una Semana Santa católica es una vocación a relatar despacio.

En estas líneas hago referencia a lo que me marcó, un detalle muy significativo, inspirador y que define una existencia. Me refiero a unos símbolos de la Misa del Viernes en la noche.

Al final de la misma el oficiante coloca en el centro las dos luminarias, los cirios, ardiendo. La sorpresa arriba cuando, en medio de ellos, surge la Cruz. La Cruz en medio de dos cirios es el símbolo más fuerte que en el vivido.

Una primera interpretación podría ver los cirios como los dos testigos o ramas de olivo del Tabernáculo y, posteriormente, del Templo de Yerushalaim. Las dos ramas son los dos mesías (ungidos), los dos hijos del aceite, el sacerdocio y el reinado. Por ello la tradición habla del mashiaj ben Yosef y el mashiah ben David. El sacerdocio simboliza al hijo de José, el Siervo Sufriente que moriría en expiación de los pecados. El reinado constituye el hijo de David, el Rey. Los dos cirios apuntando a la Cruz nos muestran a Josué hijo de José (pop. Jesús: Yehosha ben Yosef) como el mesías Siervo Sufriente que en la Cruz muere por expiación de nuestros pecados, quien constituye también el hijo de David que reina. La Cruz no es sólo dolor, también es el perdón que lleva al reino de D-os, el medio de salvación de toda la humanidad. Por ello, al llevar la Cruz que cada uno de nosotros llevamos cada día -el dolor inevitable que no podemos quitar unido a la determinación de hacerle frente y seguir viviendo en un proyecto de vida comprometido con los demás- es medio de salvación, pues seguir adelante, a pesar del dolor, nos constituye en Cuerpo de D-os Encarnado, en los brazos y pies con los que Jesús auxilia a los demás en nuestro mundo actual. Jesús es el Siervo Sufriente y a la vez, el Rey. La Cruz lleva al perdón y al reinado de amor, a la verdad salvífica.

Sin embargo, ello no fue lo que realmente me impactó.

Me impactó interpretar los cirios como el ner tamid, como la llama eterna que arde (ardía) en el Templo de Yerushalaim y que me simboliza la Shejinah (Presencia de D-os). Contrasta ver surgir la Cruz ante el ner tamid. ¿Por qué surge el símbolo del abandono de D-os (“D-os mío, D-os mío, ¿por qué me has abandonado?”; D-os abandona a Cristo en la Cruz al cargar los pecados, el abandono es parte de la expiación), justo ante el símbolo de la Presencia de D-os? ¿Por qué el reflejo del dolor se coloca ante el símbolo de la calidez de D-os? Emerge el profundo significado cuando consideramos que, en los momentos de la vida cotidiana en los cuales cargamos la Cruz diaria de cada uno de nosotros, realmente nos estamos sintiendo abandonados por D-os. Esa soledad del dolor clama al Cielo. Sin embargo, la Cruz es también el ner tamid. Cuando nos sentimos abandonados hemos de vivir en la convicción de que, de una manera que no se puede ver ni sentir, la Shejinah (Presencia de D-os) se manifiesta dentro de nuestro aparente abandono, impulsándonos a seguir adelante, amando a los demás, a pesar de la injusticia recibida (esta es la vocación que nos hace Isaías 52-53). La Shejinah es la convicción de seguir adelante, en el camino del bien, a pesar del dolor. La Shejinah es, pues, invisible, pero real. Lo “irreal” pero real, la Verdad, el Camino de D-os. De este modo podemos entender que la Shejinah no es (solo) algo fuera de nosotros a quien nosotros intentamos comunicarnos; en verdad la Shejinah es la realidad interior de nosotros, por la cual decidimos seguir adelante a pesar del dolor. La Shejinah es la realidad que desde el interior de nosotros nos impulsa a seguir adelante, en amor. La Shejinah es la zarza que arde que no se consume, somos nosotros cuando, a pesar del dolor, no nos consumimos, sino que perseveramos en la Verdad, en el Camino de D-os. La Shejinah somos nosotros como individuos, pero también la realidad interior de todos unidos en Iglesia, Cuerpo de Cristo. El Cuerpo de Cristo se erige en la realidad interna de cada uno de nosotros, quienes, juntos, conformamos la realidad más amplia de la Presencia de D-os en el mundo a través de la Iglesia.

El mundo sólo tiene dos alternativas: O el estilo de vida actual que es cultura de muerte, o la Presencia de D-os a través de la Iglesia, la Cruz entre los cirios. Escojamos la Cruz, que es la vida.

Funciones de Reina.

Me sorprendió lo de nuevo trabajo, no sabía que le habían recargado todavía más funciones. Pero ya sabía que además usted tiene Funciones de Monarquía, pues usted es la reina de los corazones de tantos y tantos de sus admiradores, quienes quedamos fascinados por la dama actual (usted), cálida de corazón, profesional más que excelente, personalidad ejecutiva, inteligente y de belleza radiante. Éxitos en sus funciones de reina, profesional, modelo y ejemplo para todos.

1. Relejo de Ternura. 2. Salir Contigo. 3. Shop. 4. Suspiro y ósculo de admiración.

1. Reflejo de Ternura.

Los idiomas se inventaron para intentar encontrar palabras para explicar la belleza que nos inspiran damas como ellas. El tiempo nos dice, empero, que las palabras nunca serán suficientes. Pero cobramos ánimo, porque su beldad fructifica dentro de nosotros, inspirándonos hermosos sentimientos de ternura que se proyectan a los demás. Por ello su esplendor externo, reflejo de su encanto interno, conmueve nuestro corazón y nos inspira a ser mejores personas, a transmitir a los demás la ternura que ustedes nos inspiran. Gracias, bellas.


2. Salir Contigo.

¿Quién es esa dama de la foto, tan hermosa y atractiva, radiante en ese feliz vestido y con esos zapatos tan sensuales? Sería un honor salir a conversar con ella, conocerla mejor como ser humano, como modelo de belleza y como toda una dama; ello unido a contemplar lo bien que se ve en vestido, zapatos de tacón bien alto, bello maquillaje y, sobre todo, percibir de cerca la más bella joya, que es el corazón de oro que caracteriza esta dama, lo cual la hace alguien tierno, dulce y especial, una gran mujer y futura excelente esposa.


3. Photoshop.

Su distinguida persona no es de esas mujeres que necesitan photoshop u otros trucos. La autenticidad de una vida cristiana irradia con luz celeste, proyectando en todo su ser un atractivo que viene de lo Alto, lo encantador de una personalidad sólida y atractiva, la belleza física, la dulzura de corazón y, lo más irresistible, la ternura de quien es una verdadera dama, usted.


4. Sus piro y ósculo.

Como el más humilde y apasionado de los admiradores de su profesionalidad, belleza y personalidad, permítame entregar en su mano el ósculo de mi más sentida admiración, en la alegría de saber que podré pronto halagar sus oídos con la música de mis cumplidos y con mis suspiros de profunda amistad.


Madre.

Con respeto te comento que me parece que en el futuro serás una excelente madre, pues su corazón de oro trasciende generaciones.

Tu Día.

Felicidades en este tu día, en que celebramos tu vida; un breve suspiro parecen nuestras venidas e idas, y fue un breve instante, una jornada, en que te conocí. Fue suficiente, empero, el breve instante para saber de ti, pues en tus acciones y sonrisas, muestras el amor a la existencia, la bondad, la rectitud de vida, en fin, reflejas de nuestro D-os la Presencia, la interna beldad, lo firme en la vida por encima de las prisas, los valores firmes que sustentan una plena vida, una existencia que vale la pena, la amistad de verdad. Por ello te felicito en tu día por ser quien eres, la alegría, la bondad, la vitalidad y el amor a D-os.

Mucha paz, realización y plenitud en este tu nuevo año de vida. Que en el transcurso del mismo puedas sorprenderte al encontrarte realizándote en lo que es realmente significativo para ti.